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Darwin Gutiérrez López, el líder deportista de MLR Forestal
A Darwin Gutiérrez López le brillan los ojos cuando conversa sobre deportes. Este hombre de 30 años, quien es el encargado de la Finca El Chingo, propiedad de MLR y ubicada en Bonanza, sonríe mientras enumera las disciplinas en las que ha estado involucrado durante su vida. «He jugado béisbol en la Liga Campesina, estuve un año en la Mayor A, juego softbol en la Liga Municipal, he jugado voleibol, fútbol. Pero lo que más me ha gustado ha sido el boxeo», comenta.
Gutiérrez, que ha trabajado en dos períodos en la empresa, primero por cinco años y medio y ahora durante tres años, ha unido su pasión por el deporte con su vida laboral: con los mismos atletas que entrena ha participado en reforestaciones impulsadas por MLR Forestal. Y todo esto por un objetivo que menciona varias veces: «inculcar valores».
El joven boxeador que entrenaba solo con un DVD
Gutiérrez fue un adolescente apasionado por el boxeo, pero vivía en una comunidad rural de Siuna y para salir a la carretera más cercana debía caminar cuatro horas. No obstante, apareció una luz: «Un señor me había regalado un disco de clases de boxeo y en un DVD yo veía las técnicas y así aprendí, solito». Después, cuando escuchaba por la radio que había un evento, salía de su comunidad, tomaba un bus, al llegar al lugar le decía a los entrenadores que iba a pelear y ellos lo ponían. Así fue ganando visibilidad y apoyo. Su empeño fue tal que logró ser campeón regional y dos veces subcampeón.
Pero para alcanzar esas victorias, hubo algo determinante: entró a trabajar en MLR Forestal la primera vez cuando la empresa inició operaciones. «Cuando yo ya vine a trabajar aquí es que tuve más oportunidades de ir a Siuna, a una escuela, a un gimnasio, que nunca había ido, ni siquiera había tenido guantes. Mi experiencia fue bonita y en parte sufrida porque no tenía los recursos económicos necesarios entonces conseguía para el transporte, pero no para la comida y por eso nació en mí el querer ayudar a otros porque sé lo que se siente cuando uno quiere hacer algo y no puede», reflexiona.
En los doce años que estado inmerso en el mundo boxístico, Gutiérrez dice que ha obtenido muchas enseñanzas, siendo la principal alejarse de los vicios. «Nunca caí en drogas, ni en alcoholismo, ni en cigarrillos y además he ayudado a que personas que hoy en día son atletas hayan podido también alejarse de esto».
Impulsar el deporte desde y para la comunidad
Gutiérrez habla con pasión acerca de sus sueños que son tener una licencia de entrenador, ser árbitro amateur y, algún día, abrir una escuela de deportes pues asegura que en las comunidades rurales de Siuna, principalmente en Empalme La Bú, hay mucho talento. Por eso engloba toda su visión en una frase: «impulsar el deporte desde la comunidad y para la comunidad».
«Muchos de mis atletas están en diferentes tipos de deporte y queremos que puedan extenderse más allá de la comunidad. En el caso de boxeo, hay seis que están participando, pero principalmente por el tema económico, algunos chavalos en la temporada de corte de café se van a trabajar», lamenta.
Para apoyar a «sus atletas», a Gutiérrez le ha tocado hacer gestiones para consiguieran materiales de entrenamiento e incluso apoyarles con el transporte cuando hacen giras a otras localidades, pero él afirma que «es parte de darles lo que yo no pude tener, además me satisface saber que algunos están triunfando: hay un chavalo que ya ha sido tres veces campeón nacional en la Copa Alexis Argüello, está en la preselección nacional y ahí es donde siento que mi trabajo no ha sido en vano porque si él lo logra, voy a sentir que yo lo logré».
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