485 juguetes y seis escuelas: MLR lleva la Navidad a niños de zonas rurales de Siuna

La escuela Nueva Esperanza de la comunidad Bethel #2 está llena de niños expectantes. En lo alto de los dos pequeños salones de paredes de madera ondean banderas azul y blanco de plástico movidas por el viento. En el patio delantero se levante el polvo. Algunas madres de familia esperan con bebés en brazos. Cuando «la ambulancia», como es conocido el vehículo de MLR Forestal, se detiene afuera del centro, los estudiantes corren y gritan felices. ¡Llegó la Navidad!

La escena anterior se repite en la comunidad San Miguel. Solo que aquí la cantidad de niños es menor. Para llegar a la escuela San Francisco de Asís se debe recorrer un camino de tierra en malas condiciones. Un camino que muchos niños hacen a pie o montados en bestias. A otros les toca cruzar un río. Hoy los que llegaron a clase están con su maestra adornando el altar de la Purísima. La escuela son dos salones de concreto con ventanas que dan hacia un paisaje de puro campo con árboles de toronja, mandarina y naranja alrededor. Desde una pulpería vecina la vista corta la respiración: mucho verde, mucha montaña, unas cuantas casitas por aquí y por allá.

«Este es el cuarto año consecutivo haciendo la entrega de juguetes. Es prácticamente un mes de preparación para hacer la selección y la coordinación. En este año entregamos 485 juguetes en seis escuelas, de ellas cuatro son de comunidades vecinas: la Escuela Nueva Esperanza de Bethel #2, Primero de junio de Unión La Bú, San Francisco de Asís de la comunidad San Miguel y Flor de Pino de Empalme La Bú. Hay dos escuelas, la de Bethel #1 y la de la Danlí Arriba, que están un poco más alejadas y actuamos de forma indirecta, pero también llegamos con juguetes», explica Mabel Lazo Quino, responsable de Gestión Social de MLR Forestal.

«Los niños siempre preguntan por la visita de la empresa»

Mileydi Cantillano, es una de las tres profesoras de la primaria de Bethel #2, donde estudian 93 niños, de los cuales 10 terminaron sexto grado. «Ellos (los niños) siempre están pendientes, preguntando por la visita de la empresa. MLR trata de sacarles una sonrisa y lo logra, pero no es solo eso, también les dan charlas educativas sobre reforestación y cuido de las fuentes hídricas», comenta.

Lesbia Castro Vargas es madre de familia de la escuela de Bethel #1, muy orgullosa afirmó que su hija Selena Ramos Castro fue la mejor alumna de quinto grado. «Para mí es importante lo que hace la empresa. Me siento alegre de que le hayan dado su juguete. También me le dieron a mi niño pequeño a pesar de que todavía no ha empezado a estudiar porque tiene cinco años. Él no ha empezado porque aquí no hay preescolar», expresa.

Al igual que se le dio su juguete al hijo menor de Castro, la encargada de Gestión Social contó que se entregarán regalos a un grupo de diez niños de la comunidad de Tadazna, vecina de las plantaciones de MLR, que provienen de familias de muy bajos recursos económicos y que fueron identificados e integrados en las listas de este año.

Un premio a la perseverancia de los estudiantes

«Ahorita termino con 24 el año. La escuela es multigrado y solo yo doy clase. Lo hacemos con la metodología directa e indirecta. Cuando estamos directo estoy con un solo grado y el otro está trabajando. Indirecta es que están trabajando todos y yo ando grupo por grupo. La mayoría de los niños viene diario, otros no. De sexto grado terminó un solo niño que va a estudiar la secundaria sabatina en La Bú. Aquí vienen niños montaditos que caminan media hora en sus bestias, otros caminan cuarenta y cinco minutos, hay cuatro que vienen desde el otro lado del río y así». Quien habla es la profesora Maribel Rodríguez Sánchez quien tiene once años de dar clase en la escuela San Francisco de Asís de la comunidad San Miguel.

Escuchando a Rodríguez, Mabel Lazo Quino comenta que, justamente, MLR entrega juguetes como una forma de estimular a aquellos niños que se han mantenido en las aulas. «Nuestro objetivo como empresa es evitar las deserciones escolares que durante el año se dan muchas. Algunos desertan porque los padres se los llevan a trabajar a las siembras de arroz, de maíz, de frijoles o porque se trasladan de una escuela a otra, hay muchos factores. Por eso con estos juguetes queremos premiar a ese estudiante que se ha mantenido estudiando y sigue perseverando».

Selena Ramos Castro sale de su aula con un set de ajedrez en las manos. Está nuevo, en su caja. Su mamá la espera afuera con su hermanito. Con algo de timidez comenta que su clase favorita es Lengua y que cuando crezca le gustaría ser doctora. Adentro, los demás niños ríen y abren los empaques que acaban de recibir de parte de MLR Forestal. Selena, su mamá y su hermano se alejan, el sol de inicios de diciembre brilla en el cielo de Siuna. Diez minutos de caminata rodeados de monte, árboles y algunas vacas los separan de su casa.