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La miliciana de Waswalito y MLR Forestal
Una imagen siempre cuenta una historia y, en algunas ocasiones, se vuelve parte de la Historia. Esto sucedió con la fotografía conocida como La miliciana de Waswalito, captada por el reportero gráfico Orlando Valenzuela en 1984. En aquel retrato, que en aquellos años se volvió un símbolo de la Revolución Popular Sandinista a nivel global, una joven sonriente y de cabello largo da el pecho a su bebé mientras carga un fusil en el hombro. Pero… ¿Quién era aquella muchacha y qué relación tiene con MLR Forestal?
Blanca López Hernández está sentada en el patio de su casa en la comunidad rural de Waspado, Siuna. Conversa animadamente y de pronto manda a traer un cuadro a la vivienda de madera. Sus nietos aparecen con la foto de “la miliciana” y la colocan junto a la silla donde está sentada. Ella sonríe. Es la misma sonrisa de la muchacha de la imagen. Treinta y seis años después aquella joven madre es una mujer madura y su pelo largo ahora tiene algunas canas, pero su sonrisa permanece intacta.
Un día de lluvia y de reconocimientos
La miliciana de Waswalito, que en realidad se llama Blanca López Hernández, comenta que el día que le tomaron aquella foto estaba lloviendo y por eso su cabello luce mojado. Ella tenía 19 años, era líder de la Juventud Sandinista en la zona norte del país y fue a la comunidad El Naranjo, ubicada entre Waslala y Siuna, a la inauguración de una cooperativa.
“A mí me llaman a presidir el acto porque yo era presidenta de la Juventud Sandinista, pero como a él (su hijo) lo tengo tiernito, no subo porque además estaba lloviendo. Ese día me dieron la militancia del Frente Sandinista y cinco reconocimientos. Cuando el acto terminó, agarré al niño que estaba llorando y le fui a dar de mamar. Entonces me avisaron que estaba un muchacho tomando fotos y un compañero de apellido Acuña me dijo que me iba a prestar su AK porque yo era una miliciana”, rememora López.
El muchacho que estaba tomando fotos se llama Orlando Valenzuela y, según la revista Magazine, había empezado su camino en la fotografía apenas cuatro años antes de tomar aquel retrato. Él se encontraba aquella mañana en El Naranjo porque era reportero y fotógrafo de la revista Los Muchachos, una publicación de la Juventud Sandinista 19 de Julio.
Una sonrisa que dio la vuelta al mundo
La foto de la miliciana no se quedó solo en la revista Los Muchachos, pues su sonrisa se convirtió en la imagen de la Campaña Mundial de Solidaridad con Nicaragua. Aquel movimiento de apoyo a un país empobrecido y ensangrentado por una guerra civil, fue un éxito. Blanca, con su soltura para hablar, dice la cifra y se ríe: “250 millones de dólares entraron y yo sigo a pie”.
El número es correcto. La revista Magazine menciona que entre 1985 y 1989 Nicaragua recaudó un promedio de 250 millones de dólares anuales en ayuda de todo tipo, personal y material. No obstante, la joven madre que figuraba alrededor del mundo en murales, exposiciones, revistas y carteles con frases en inglés, francés, portugués no obtuvo ningún beneficio al respecto. De hecho, su panorama de vida se volvió cada vez más sombrío.
Un mes después de que Valenzuela la captara, fue secuestrada por la Contra, luego de ser liberada, se dedicó a trabajar, luego tuvo que huir con su familia por un tema de deudas y además ha visto morir a cinco de los quince hijos que tuvo. En 2010, cuando los periodistas José Garth y Erika Gertsh la visitaron para realizar el reportaje de Magazine, su desamparo era tal que ni siquiera tenía una casa propia, pero eso estaba a punto de cambiar.
El reportaje preciso leído por la persona correcta
Sergio Ríos, asiduo lector de Magazine, leyó el reportaje sobre La miliciana de Waswalito y, al ver la ubicación de Blanca, supo que estaba cerca del plantel de MLR Forestal, la empresa que preside. De inmediato se propuso buscarla, encontrarla y ayudarla.
“Todo arrancó con el reportaje. La mandamos a localizar para ver en qué la podíamos ayudar, le ofrecimos trabajo, empezamos a hacer gestiones para darle un pedazo de tierra y ayudarle a construir su casa. Si Magazine no hubiera sacado ese reportaje, ni cuenta nos hubiéramos dado”, expresa Ríos.
Desde entonces, López ha estado en diversas áreas de la empresa como en viveros y conserjería. Ríos habla con admiración respecto a ella. “Ella es muy amable y sonriente, tiene muchas anécdotas interesantes y a pesar de todo ha logrado sacar a sus hijos adelante, hasta tiene uno que es periodista y ese es el tipo de personas a quien uno se siente feliz de ayudar porque ve cómo su vida y la de sus hijos cambia”.
“¡Deciles que estamos vivos!”
En la casa de madera pintada de verde está el hijo de Blanca que es el bebé de cuatro meses que ella carga en la foto. Se llama José Antonio López Pérez y ahora tiene 36 años. Es administrador de empresas, periodista y tiene la misma sonrisa amplia de su madre.
“Cuando él ya fue licenciado, yo le dije que buscara un trabajo, pero que antes buscara la foto, que llamara a alguien, que dijera que estábamos vivos porque en una canción popular hasta nos daban por muertos”, explica López.
Aquella llamada que por nervios José Antonio no quería realizar, derivó en la visita de los periodistas de Magazine y sacudió incluso los recuerdos de Fabián Medina, editor de la revista, quien contó en esa edición de mayo de 2010 que, mientras estudiaba en Barcelona, España se tomó una foto con la imagen de la miliciana plasmada en un gigantesco mural.
Blanca platica sin parar y ríe con frecuencia. Del momento de la fotografía no ha olvidado nada, hasta relata que el hombre que sale detrás de ella, de espalda y con gorra, fue muerto en combate al mes de tomada la imagen. Su buena memoria deja espacio para una última pregunta. “¿Qué la hizo sonreír tanto en ese instante?”. Ella responde sin dudar: “¡Es que me estaban haciendo chistes porque el AK era prestada y yo les decía que sí, que me iban a fotografiar con un arma prestada cuando tenía seis en mi casa!”.
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