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La forestación y su ayuda en la lucha contra el cambio climático
La humanidad enfrenta la amenaza del cambio climático y mientras el tiempo avanza, gobiernos, empresas y organizaciones civiles toman cada vez más medidas y decisionespara que los efectos de este cambio sean menos dañinos sobre todo en las áreas poblacionales más vulnerables. No obstante, en este esfuerzo para contrarrestar la amenaza causada por la acción humana, contamos con importantes aliados: los océanos y bosques son grandes sumideros de carbono.
El Ministerio para la transición ecológica y el reto demográfico del Gobierno de España explica en su sitio web que el concepto «sumidero de carbono», en relación con el cambio climático, fue adoptado en la Convención Marco de Cambio Climático de 1992. Un sumidero de gases de efecto invernadero, según la Convención, es cualquier proceso, actividad o mecanismo que absorbe o elimina de la atmósfera y almacena uno de estos gases o uno de sus precursores, o bien un aerosol.
En el ámbito del Protocolo de Kioto, la definición se limita a determinadas actividades de uso del suelo, cambio de uso del suelo y selvicultura (creación de nuevos bosques, gestión forestal y gestión de tierras agrícolas, entre otras) que se traducen en una captura del CO2 presente en la atmósfera y su almacenamiento posterior en forma de materia vegetal. Esta captura de CO2 contribuye a reducir la concentración de los Gases de Efecto Invernadero de la atmósfera y, por lo tanto, a mitigar el cambio climático.
Las plantaciones forestales brindan diferentes beneficios ambientales
La Revista mexicana Chapingo, enfocada en Ciencias Forestales y del Ambiente, plantea en el texto: Las Masas forestales como sumideros de CO2 ante un cambio climático global que establecer plantaciones forestales comerciales con fines de captura de carbono y consecuente aprovechamiento, genera beneficios ambientales. Tales como la disminución de la presión sobre los bosques naturales, la protección de las fuentes de agua, la infiltración de ésta para el enriquecimiento de mantos acuíferos y el mejoramiento de la calidad paisajística y de mitigación del cambio climático global.
Asimismo, beneficios de conservación como recursos genéticos forestales y biodiversidad en general; y sociales como generación de empleo, reactivación económica del campo, etc.
Tres maneras en que las prácticas forestales contribuyen a la disminución del CO2 en la atmósfera
En el texto “Rol de los bosques en el cambio climático”, los estudiosos del mundo forestal Mariana Ibárcena Escudero y José Mauricio Scheelje Bravo, comparten tres maneras en que las prácticas forestales contribuyen a la disminución del dióxido de carbono en la atmósfera:
Administración de la conservación: mantener el nivel existente de carbono en los bosques a través de la protección forestal, la conservación y la explotación sostenible. Además de actividades para reducir la tasa de deforestación y degradación forestal y evitar las emisiones asociadas al dióxido de carbono (CO2).
Administración del almacenamiento: aumentar la absorción neta de (CO2) de la atmósfera a través del almacenamiento de carbono en los bosques y productos forestales; por medio de la expansión del área de los bosques, aumento del total de carbono almacenado por unidad de área mediante medidas silvícolas (por ejemplo, rotaciones más prolongadas, mayor densidad de repoblación de árboles, un menor impacto de la explotación forestal), y la extensión del período durante el cual la madera explotada permanece en uso.
Administración de sustitución: sustituir los combustibles fósiles por bioenergía obtenida de los bosques administrados en forma sostenible; y utilizar los productos forestales en lugar de las alternativas de uso intensivo de energía (tales como el acero y el hormigón). El uso de biocombustibles explotados en forma sostenible produce un beneficio de CO2 cuando el crecimiento de la biomasa compensa las emisiones derivadas de la combustión de la biomasa y se evitan las emisiones producidas por la combustión de combustibles fósiles.
Protocolo de Kyoto destaca la forestación como medida de absorción de carbono
El Protocolo de Kyoto, del que Nicaragua es firmante, fue aprobado el 11 de diciembre de 1997 en Kyoto, Japón y, en palabras de D. Schoene y M. Netto en el documento ¿Qué significa el Protocolo de Kyoto para los bosques y la silvicultura? elaborado para la FAO el mecanismo más importante para los bosques en los países en desarrollo es el Mecanismo para un Desarrollo Limpio (MDL). Este permite a los países desarrollados cumplir parte de sus obligaciones en la reducción de gases de efecto invernadero; mediante proyectos compensatorios en países en desarrollo. Dentro de este mecanismo las únicas actividades de absorción de carbono permitidas son la forestación y la reforestación.
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