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El potencial económico de las plantaciones forestales en Nicaragua
- Un diagnóstico del BID sobre el sector forestal concluye que es el momento de adoptar una política que fomente la producción forestal sostenible y la atracción de inversiones.
- “Existe un contexto internacional favorable hacia el sector, y numerosas iniciativas en el mundo hacia la restauración productiva de bosques
En los últimos años Nicaragua ha dado algunos pasos en la producción de madera en plantaciones. A la fecha cuenta con unas 36 mil hectáreas de especies exóticas; entre las que se incluyen unas 9 mil de áreas de conservación. Sin embargo, el potencial de los suelos permitiría incrementar hasta 14 veces esas áreas; porque unas 500 mil hectáreas son óptimas para establecer plantaciones forestales.
Las plantaciones forestales son bosques que se han creado con árboles de una misma especie o en combinaciones con otras; no son bosques de generación natural sino que han sido plantados con el objetivo de aprovecharlos comercialmente en la producción de madera.
Las plantaciones le quitan presión a los bosques naturales por la oferta de madera que generan; y al ubicarse en tierras que han sido degradadas por la mano del hombre, contribuyen a la regeneración de fuentes de agua, la protección de los suelos, el aumento de la biodiversidad y la capacidad de captura carbono, por lo que contribuyen a contrarrestar los efectos del cambio climático.
Pero también aportan divisas a través de la exportación de la madera que se produce en ellas; generan empleos formales y propician la calificación de la mano de obra agrícola.
El Diagnóstico del Sector Forestal el Nicaragua, publicado en 2018 por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), determinó que las plantaciones forestales tienen un gran potencial en el país, que además de los beneficios económicos, quitaría gran presión a los bosques naturales. Se estima que las plantaciones existentes pueden ofrecer un volumen anual de 840 mil metros cúbicos de madera.
Además, la disponibilidad de tierras aptas para plantaciones comerciales podría llegar a las 500 mil hectáreas. Por lo que es posible ampliar la cobertura de plantaciones. Los recursos generados por la exportación de la madera producida en plantaciones, incrementaría los ingresos que el país obtiene por la colocación de sus productos en el mercado internacional.
También generan otros beneficios socioeconómicos en zonas remotas y por lo general pobres. Entre estos beneficios se cuenta principalmente la generación de empleo; la construcción y mantenimiento de caminos, carreteras y escuelas; la instalación de servicios básicos; y la promoción de la educación a través de la entrega de becas y la remuneración al personal docente, dicen estudios de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El sector puede generar verdaderos polos de desarrollo y protección
Según Carlos Domke, gerente de MLR Forestal, pese al gran potencial del sector, la política forestal nacional podría brindar mejores frutos si se dirigiera a ser una herramienta de promoción de las plantaciones forestales. Por lo que la superficie de las plantaciones establecidas aún es pequeña para sostener una gran industria que generaría empleos adicionales y de mejor calidad. Domke es de origen chileno, un país donde la industria forestal está muy desarrollada.
De acuerdo al diagnóstico del BID, existe una fuerte carencia de estadísticas relacionadas a la generación de empleo en la actividad forestal. Pero se calcula que en 2016 todo el sector forestal del país (sector maderero y plantaciones) empleaba a 80 mil trabajadores, de los cuales las plantaciones todavía generan un pequeño porcentaje. Aún así el sector madera representa apenas el 0.8 por ciento de la fuerza laboral formal.
Pero eso podría cambiar significativamente si se aprovecha al máximo el potencial de las plantaciones forestales. Porque cuando el sector forestal es desarrollado de manera sostenible tiene potencial de ser un generador significativo de empleos. Especialmente si se desarrolla toda la cadena de valor desde el bosque hasta productos altamente procesados.
De acuerdo a los ejecutivos de MLR Forestal, el impacto que tiene la industria en la generación de empleo va creciendo, el mayor impacto actualmente se da a nivel del campo; en la medida que se van desarrollando las plantaciones, pero el impacto exponencial se verá al madurar estas plantaciones e irse industrializando la utilización de esta madera, generando verdaderos polos de desarrollo y protección.
“Se estima que por cada metro cubico de madera producido se requieren tres jornales en el campo y por cada metro cúbico procesado industrialmente también se requieren tres jornales”, señala el diagnóstico del BID.
Plantaciones forestales preparan mano de obra calificada
Para Ove Faurby, gerente de Norteak, empresa que tiene plantaciones forestales entre Boaco y Matagalpa, más allá de los ingresos que la exportación de la madera producida en plantaciones aporta al país, está la generación de empleos formales que al introducir nuevas tecnologías requiere mano de obra calificada. Esto representa una diferencia importante en zonas tradicionalmente ganaderas cuyas actividades no demandan especialización; y por tanto no brindan grandes oportunidades de desarrollo a los trabajadores.
“La actividad en las plantaciones requiere el manejo de maquinaria, hacer cálculos e inventarios, dosificar el uso de químicos y otras habilidades. Entonces los empleos que ofrecemos se convierten en una oportunidad para los jóvenes de esas comunidades que aspiran a más, que quieren estudiar, prepararse para tener una vida mejor”, dice Faurby.
Según los representantes de las empresas reforestadoras, los empleos que ofrecen otorgan otros beneficios al trabajador, además de un salario acorde al trabajo que están realizando. Entre ellos, afiliación a la seguridad social que garantiza cobertura de salud y una pensión por vejez.
Ante la falta de mano de obra calificada, las empresas del sector han tenido que traer del exterior a personal especializado para dirigir los proyectos; pero ese conocimiento se traslada gradualmente al personal local, para lo que eligen a los empleados con mayor preparación académica o deseos de seguir estudiando para capacitarlos.
MLR Forestal, importante fuente de empleo formal en el Caribe Norte
En el caso de las plantaciones agroforestales que MLR tiene en la Costa Caribe Norte, por ser una zona en la que predominan las actividades productivas artesanales, la empresa se ha convertido en uno de los principales empleadores. Actualmente da trabajo a unas 500 personas; y la ampliación de actividades con la introducción de plantaciones de cacao podría aumentar la oferta laboral hasta 800 personas.
De las 5,126 hectáreas de MLR Forestal, 2,400 hectáreas están sembradas con teca y 1,050 hectáreas de cacao en asocio con teca para la sombra, y 1,720 hectáreas destinadas para la protección exclusiva de los bosques y la diversidad biológica de la zona de amortiguamiento de la Reserva Biológica Bosawas, conforme a los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS.
A eso se suma los beneficios socioeconómicos que se proporcionan a las comunidades. Por ejemplo, para poder realizar sus actividades MLR ha tenido que construir una serie de caminos; pero estos también facilitan la movilización a los habitantes de las comunidades.
“Eso también permitió que entrara el servicio de energía eléctrica; ahora hay un bus que va y viene por esos caminos donde antes solo transitaban mulas. También mejoró el tema de la educación porque en las comunidades cercanas a las plantaciones, les echamos una mano con la infraestructura y los útiles escolares para los niños porque nos interesa tener en el futuro personal con mayores capacidades”, explica Domke.
En el caso de Norteak, Faurby dice apoyan las iniciativas que promueven las comunidades; y por ser la empresa más grande de la zona dan el mayor aporte.
“Hemos apoyado la reparación de caminos, el proyecto del agua ellos pusieron la mano de obra y nosotros la tubería. Una comunidad no tenía cementerio entonces les conseguimos el terreno y ahora tienen donde enterrar a sus muertos; somos como un hermano mayor solidario y cuando ellos pueden también nos apoyan a nosotros”, detalla Faurby.
Plantaciones son jóvenes pero ya generan ingresos
En Nicaragua las plantaciones forestales aún son jóvenes y están en etapa de raleo; que es la poda de árboles menos desarrollados para dar espacio a los más desarrollados. En 2018 esta actividad produjo 30,500 metros cúbicos de madera y 48,600 metros cúbicos en 2019.
Estos volúmenes crecen cada año y dentro de tres o cuatro año podrían garantizar la exportación de entre 3 y 4 contenedores diarios solo de teca, que es una de las variedades mas utilizada en las plantaciones.
Es por ello que cuando las plantaciones alcancen la madurez y en la fase de cosecha plena propiciarían el desarrollo de la industrialización del sector. No solo para exportar madera procesada o semiprocesada; sino también para transformarla localmente.
Sin embargo, Faurby advierte que la industrialización del sector en las comunidades donde se han establecido las plantaciones enfrentaría limitantes. Ya que no se puede establecer una industria en zonas donde no existen buenas vías de acceso o el servicio de energía eléctrica es deficiente.
Momento oportuno para adoptar una visión forestal en el país
Por su parte el diagnóstico del BID considera que con un adecuado plan de atracción de inversiones para aprovechar el potencial de los suelos para el establecimiento de plantaciones forestales; en los próximos diez años el empleo en el sector podría crecer a un ritmo del 15 por ciento anual. Iniciando con 28 mil empleos y llegar hasta 80 mil. Y que las exportaciones del sector podrían pasar de cerca de 30 millones de dólares anuales a 45 millones de dólares.
“Para todo ello, la política forestal debe encauzarse para privilegiar la producción sostenible y la atracción de inversiones. Este es un momento oportuno para reformular la política forestal en Nicaragua, ya que existe un contexto internacional favorable hacia el sector, y numerosas iniciativas en el mundo hacia la restauración productiva de bosques, impulsando su inversión privada”, recomienda el diagnóstico del BID.
Domke, de MLR, explica que “en algún momento Nicaragua tendrá que dar ese paso hacia la industrialización. Pero para eso se necesita una política de país que se identifique con el tema forestal. Los países que tiene éxito en el tema forestal lo han llevado adelante porque lo ven como prioridad para el país”, explica Domke.
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