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Aserradero de MLR Forestal procesa árboles derribados por Eta e Iota
El aserradero de MLR Forestal es un punto en ebullición. Hay decenas de trabajadores, máquinas, ruido y mucha madera. Una madera que, sin embargo, no debería estar allí pues es el resultado del azote de los huracanes Eta y Iota. Estos ciclones golpearon la zona en noviembre de 2020 y derribaron 25 mil metros cúbicos de madera de teca que ahora deben ser procesados.
Esta madera procede de las plantaciones forestales que MLR ha establecido desde 2013 en áreas que estaban degradadas en la zona. Las operaciones de la empresa no afectan los bosques naturales.
Yader Rodríguez es el jefe del aserradero y de las ochenta personas que laboran en él. En un recorrido muestra el centro de acopio donde se recibe y almacena la madera que es trasladada desde el campo, los equipos donde se procesa el material y el área de secado.
La transformación de la madera
Rodríguez explicó que “ahorita como tenemos bastantes pedidos, lo que hacemos es rajar la madera en dos caras, luego se lleva a las máquinas y sacamos producto terminado, en piezas”.
En esta área se cuenta con cinco equipos que facilitan y agilizan las tareas. Dos de ellos se encargan exclusivamente de convertir la madera en tablas de distinto tamaño que después serán exportadas.
“Tenemos capacidad para procesar 40 metros cúbicos diario. Trabajamos 24 horas, en tres turnos de ocho horas, semana de por medio, salimos viernes y descansamos sábado y domingo. Antes solo teníamos un aserradero, pero por los huracanes (Eta y Iota) se tuvo que hacer este otro”, puntualizó el encargado.
El origen de la carga de trabajo
En enero de 2021, Félix Jaime Silva, jefe de aprovechamiento forestal de MLR, calculaba que reunir la madera derribada tomaría todo el año 2021, no obstante, “tomará este año y una gran parte del otro porque apenas llevamos recogidos tres o cuatro mil metros cúbicos. Lo complicado es que van a haber áreas donde solo vas a entrar a sacar diez metros cúbicos y en otras otros diez y así”, detalló.
La misión del equipo liderado por Silva es obtener trozas de 2.3 metros, cortarlas según las dimensiones que solicita el aserradero, arrumarlas y a continuación cargarla a los camiones. La meta es despachar al aserrío ochenta metros cúbicos diarios.
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